Señor, Gracias te doy por permitirme ser una maestra, por tener esa vocación tan hermosa de participar en la formación integral de los seres humanos, por eso, hoy más que nunca te pido que llenes mi corazón de amor para mis estudiantes, que coloques en mi boca palabras sabias para formar y no para destruir, que mis manos les haga sentir mi compañía en su caminar y sobretodo que los acerque cada día más a tí, mi Dios, el Rey de nuestras vidas y verdadero Maestro. Amén.
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